sábado, 27 de diciembre de 2014

Montenegro, una camiseta y todas las emociones juntas


Montenegro, una camiseta y todas las emociones juntas

Independiente
Tuvo cuatro etapas en Independiente: fue campeón, vivió el descenso y fue clave para volver a Primera.


Por Oscar Bernade (Clarín) 

Se inició en Huracán en 1997 y enseguida se destacó por su extraordinaria técnica. Y fue en 2000, tras un breve paso por el Olympique de Marsella, cuando inició un romance eterno con Independiente.
Al principio fue una aproximación. El primer torneo, el Clausura 2000, jugó los 19 partidos y convirtió siete goles. No tuvo un buen debut. Fue el 13 de febrero ante Boca en Avellaneda (1-3). Después, hizo tres de ellos en la mayor goleada del Rojo en torneos cortos: 8-1 a Argentinos. Aprobó el primer examen. Por eso volvió, poco más de dos años después, tras jugar una temporada en Zaragoza, otra en Osasuna y medio año más en Huracán. Regresó para el Apertura 2002. Y dejó una marca inolvidable. El último título en Primera División de Independiente. Fue el estandarte de un equipo contundente, dinámico, poderoso y goleador (48 goles en los 19 partidos). El Rolfi jugó todos los encuentros y convirtió seis goles. Dos en una inolvidable tarde de lunes en el Monumental ante Racing (4-1). Otra vez el paso fue breve (37 partidos, 7 goles). El préstamo por un año finalizó el 30 de junio de 2003 y el grupo empresario encabezado por Daniel Grinbank lo negoció a River. Después se fue al Saturn de Rusia y regresó a Núñez.
A mediados de 2006 comenzó su tercera temporada. Volvió encendido. En aquel Apertura anotó 10 goles. Se quedó hasta 2009 y se despidió más goleador aún: 12 tantos en el Clausura 09. Fue la época de consolidación de lazos con la gente de Avellaneda. En esas tres temporadas jugó 106 encuentros y anotó 41 goles. El nuevo destino fue el América de México, club en el que se vinculó hasta 2012.
La última etapa no fue sencilla. Llegó a principios de 2013. Evitar el descenso de categoría, por primera vez en la historia del club, era el gran objetivo. No hubo milagro. Con toda su experiencia encima, fue el abanderado del regreso. Jugó 42 de los 43 partidos en la B Nacional (incluido el desempate por el ascenso con Huracán) y fue el goleador del equipo: 10 gritos. En el último semestre, fue titular en 18 de los 19 partidos del torneo. Ante Lanús, el 17 de noviembre, llegó a los 100 goles en la A (59 en Independiente, 30 en Huracán y 11 en River). Y el 6 de diciembre pasado, ante Belgrano (0-4) vistió por última vez la camiseta roja.
Llegó a Independiente con 20 años. Se despide a los 35.

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